miércoles, 15 de abril de 2009

Por Paco PucheLibrero y,,,

La crisis del agua en Málaga y la crisis ecológica global


OPINIÓN. Lecturas Impertinentes. Por Paco PucheLibrero y ecologista
15/04/09. Opinión. “La calidad de las aguas de boca es esencial porque son alimentos imprescindibles e insustituibles para los seres humanos. La Directiva Marco del Agua exige que lleguen a las potabilizadoras en el mejor estado posible para disminuir los tratamientos. ¿Por qué? Porque, según la propia Comisión Europea (Libro verde del Medio Ambiente Urbano, 1990), la potabilización con cloro da lugar a compuestos –trihalometanos- que son cancerígenos y mutágenos. Cuando en 2010 se rebajen los mínimos permitidos de estas sustancias la mayor parte de las ciudades, entre ellas Málaga, no cumplirán los estándares. Por tanto es urgente proteger los acuíferos de los que mana el agua de boca. Por ello, las urbanizaciones sobre acuíferos carbonatados como las previstas en Merinos (Ronda) o en Matagallar (Coín) son un atentado a la salud de los malagueños”, sostiene con rigor científico Francisco Puche en esta nueva colaboración de ‘Lecturas Impertinentes’ con EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.La crisis del agua en Málaga y la crisis ecológica globalQUE estamos en crisis es un tópico. Que esta crisis, además de un fuerte perfil socioeconómico, tiene una ominosa amenaza ambiental a nadie se le oculta. Las llamadas urgentes a la acción datan del Informe Brutland (1989), y hoy (IV Informe sobre Cambio Climático, Evaluación de los ecosistemas del milenio de NNUU y “pico” del petróleo) la hacen, si cabe, más dramática y perentoria. Por poner un ejemplo, NNUU, en su Informe sobre Desarrollo Humano de 2008, advierte que para no sobrepasar los 2º C en las temperaturas medias respecto a la era preindustrial, que sería gravísimo, es necesario que los países enriquecidos bajen sus emisiones en torno al 90% respecto a 1990, en 2050. Necesitaríamos de miles de apagones, incluido el apagón nuclear.LA crisis es de recursos y sumideros. Pero también de interrelaciones. El agua y los ecosistemas acuáticos están en profunda crisis, en Málaga y en el mundo.
LA Directiva Marco del Agua (DMA), referida a Europa, es una contundente respuesta a este estado de cosas. Tiene sus trampas para que los gobiernos y las multinacionales la burlen, pero su espíritu desde la primera a la última página es inequívocamente medioambiental. Por eso no es de recibo que la Agencia Andaluza del Agua ande mareando la perdiz con el denominado Acuerdo Andaluz por el Agua, que no es sino un escamoteo del cumplimiento de la Ley, porque ésta exige un calendario de planificación con fuerte participación democrática, que lleva ya un año de atraso. Con el agua pasa lo que ha pasado con el territorio, que nadie cumple la ley, que los hechos consumados mandan y que cuando esporádicamente interviene la justicia “nadie tiene la culpa”, “nadie ha sido”.
LAS tres cuestiones que se plantean en Málaga, y en el mundo, respecto al agua son las relativas a la recuperación de los ecosistemas acuáticos (ríos, humedales, aguas marinas, de transición y subterráneas), las que tienen que ver con la calidad de las aguas (especialmente la del agua alimento) y la relativa al imperio de unas pocas multinacionales en lo relativo al negocio de la agua embotellada y de la privatización del abastecimiento.
LOS ecosistemas acuáticos exigen (y así lo prescribe la DMA) que se cumpla el principio de no deterioro y que para 2015 (salvo causas graves que lo impidan) se recupera su buen estado ecológico, que viene a ser, según el texto invocado, el “más próximo al estado inalterado” de la masa en cuestión. Por ello los ríos de Málaga exigen más caudal ecológico (entre el 50 y el 80% de su caudal natural, según los trabajos del profesor García Jalón para la Cuenca Mediterránea); y exigen respetar todo el territorio fluvial y su morfología. No es admisible lo que se ha hecho con el arroyo Toquero o con el río Chillar o con el Sabar. Ni es de recibo el intento reiterado de extraer más agua de río Grande, o del río Genal para que la ciudad y la costa la despilfarre con césped, golf o tuberías en mal estado. El agua hay que repartirla entre los ecosistemas y la sociedad, por la cuenta que nos trae.
LA calidad de las aguas de boca es esencial porque son alimentos imprescindibles e insustituibles para los seres humanos. La DMA exige que lleguen a las potabilizadoras en el mejor estado posible para disminuir los tratamientos. ¿Por qué? Porque, según la propia Comisión Europea (Libro verde del Medio Ambiente Urbano, 1990), la potabilización con cloro da lugar a compuestos –trihalometanos- que son cancerígenos y mutágenos. Cuando en 2010 se rebajen los mínimos permitidos de estas sustancias la mayor parte de las ciudades, entre ellas Málaga, no cumplirán los estándares. Por tanto es urgente proteger los acuíferos de los que mana el agua de boca. Por ello, las urbanizaciones sobre acuíferos carbonatados como las previstas en Merinos (Ronda) o en Matagallar (Coín) son un atentado a la salud de los malagueños.
Y esto enlaza con el tercer problema de Málaga y del mundo. Las cuatro o cinco multinacionales que dominan el negocio del agua en el mundo (Nestlé, Coca Cola, Betchel, Veolia, Suez, etc.) saben de la mala calidad creciente del agua de boca y venden el recurso a precios que, a veces, son hasta tres mil veces más caros que la del abastecimiento municipal.
POR eso, por ejemplo, en México se consume el doble de agua embotellada por persona que en EEUU, teniendo este país una renta per cápita seis veces mayor que aquel país. El siguiente cuadro muestra comparaciones entre estas variables en distintos países.

Y asimismo, el siguiente cuadro explica la magnitud del negocio en España:

CONCLUSIÓN: Siendo el consumo del agua del grifo 444 veces mayor que el del agua en botella, el gasto final es similar.
SI el agua es un bien tan preciado y estratégico, de valor incalculable, que proporciona un poder omnímodo ¿a quién debe corresponder la propiedad, la gestión y el usufructo? A las instituciones públicas, controladas y participadas de manera amplia por la sociedad, desde el agua de abastecimiento hasta el agua de boca. Ésta última con un enorme poder estratégico, por lo que afecta a la soberanía y seguridad alimentaria, y que está cayendo en poder de las cuatro multinacionales que controlan el mercado mundial. Debemos resistir todo tipo de privatizaciones del agua. Debemos resistir la “venta” de acuíferos a las multinacionales, debemos resistir la contaminación de acuíferos como se deduce de los proyectos urbanizadores en Merinos -Ronda- y en Matagallar –Coín-.
POR último, no se puede entender y gestionar el agua sin hacerlo con el territorio. Así, para abordar la calidad de las aguas hay que tener en cuenta toda la cuenca. Por ello, por ejemplo, si seguimos vertiendo en los campos de Andalucía 60.000 toneladas de pesticidas al año y otras tantas de fertilizantes, difícilmente podremos tratar de que las aguas no estén muy contaminadas. Una apuesta urgente y decidida por la agricultura sin venenos o agroecología, entre otras cosas, se hace imprescindible para abordar la crisis del agua en Málaga.
PARA una información completa sobre este tema se puede leer el libro ‘El agua en Málaga’, publicado por Airon Ediciones y Ediciones del Genal en 2005, de los autores Saturnino Moreno y Francisco Puche, o bien la revista de EL OBSERVADOR nº 48 de 2005, dirigida por Fernando Rivas, que es un número monográfico sobre el mismo tema, coordinado por Francisco Puche y que puedes descargarte pulsando AQUÍ.
PUEDE consultar aquí otros artículos anteriores de Paco Puche:- 26/03/09 Las pistas falsas de la corrupción - 25/10/07 Cuatro tópicos por desmontar sobre el Guadalmedina- 27/09/07 Ideas vertidas al Guadalmedina

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